EL GÉNERO COMO EJE DE LOS CONCURSOS PARA JUECES
Con la perspectiva de género como
prioridad, cerró el concurso para Juezas Federales. 20 triunfadoras resolverán
todo tipo de juicios. Para lograr un equilibrio entre los géneros, habrá que
establecer su definición. La complejidad cultural del país, con zonas donde los
usos indígenas magnifican los alcances e importancia de la comunidad LGBTTTI+,
plantea al Poder Judicial Federal un reto que podría ponerlo en la vanguardia mundial
en este campo.
Si se establece que no hay dos géneros, sino un abanico donde algunas puntas son los integrantes de las "otras" sexualidades como referencia equívoca de género, habría de hacerse un concurso solo para lesbianas, otro sólo para gays y así, hasta acabar con las opciones mayoritarias de esos géneros comprendidos como un conjunto de factores y no limitados a la sexualidad
¿Sólo hay dos géneros?
Edgar Iván Zazueta Luzanilla*
El género, en estudios
socioculturales, puede ser comprendido como una categoría en una sociedad
acotada por diversas intersecciones como el sexo, el tiempo, el lugar, o una población
determinada. El género puede variar de una generación, sociedad y/o región a
otra. El género es también la construcción que cada sociedad impone mediante
normas y/o pactos muchas veces hegemónicos, y se lee como concepciones, conductas,
prácticas, deberes, de cómo se espera que reaccionen y se conduzcan en sus
vidas hombres, mujeres, o grupos específicos.
Tradicionalmente, se ha
posicionado una visión dicotómica en relación con los géneros confundiéndose, además,
con el sexo. En los estudios de género, el sexo se refiere más a sus
componentes biológicos (cromosomas: xx mujer, xy hombre, xyy intersexual) para
designar al varón, mujer o intersexual (antes hermafrodita), y aunque lo social
también interviene, el sexo va a centrarse en lo biológico. Mientras que el
género se ajusta más en el componente social y normativo de esa adscripción biologicista:
el género refiere a prácticas de la masculinidad, lo femenino o inclusive la
androginia (características masculinas y femeninas presentes en una persona).
Así, el género es un continuo
donde un extremo sería la masculinidad hegemónica o machismo como propio de
muchos varones (cis genero), pero no todos: hay varones no tan machistas y
quizás con algunas actitudes femeninas (más propias de mujeres) y otros que se
asumen como femeninos, sin ser o pensarse como homosexuales (la preferencia
sexo-genérica es solo la atracción erótica/afectiva hacia personas del mismo
sexo o diferente). Sexo, género y orientación sexual son ejes de la diversidad,
pero no son lo mismo.
La categoría de género puede
entenderse como niveles de masculinidad y feminidad, donde la androginia sería
la mitad de esa medida, un equilibrio que no siempre se logra. Puede haber
tantos géneros como combinaciones posibles. Generalmente se promueven dos: el
muy masculino en hombres y el muy femenino en mujeres.
Estas limitaciones tienen
implicaciones, por ejemplo, en la violencia de género pues esta no sólo se refiere
a la violencia histórica padecida por mujeres en todas las dimensiones de su
vida sino también a aquellas personas que, por sus expresiones
LGBTTTI+(Lesbianas-Gays-Bisexuales-Transexuales-Transgenero-Travestis-Intersexuales)
se les impone el binarismo de género.
La comprensión de la diversidad y
la inclusión social debería permitir la ampliación de cuotas de género en
espacios como la administración pública y justifica un diseño de políticas de
género más integrales.
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Instituto Mora
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“Reflexiones sobre la justicia:
retos y oportunidades desde la visión de una juzgadora” de Lilia Mónica López
Benítez (Edit. Colofón) presenta el ideario de una magistrada federal y
académica de carrera y profundidad. Trata sobre la función judicial como crisol
de la política pública, la equidad como meta alcanzable (“deliberar no es
monopolio de un género”) y las sentencias como el equilibrio entre lo
individual y lo colectivo, cuando sea posible: deben tener “el alcance que
garantice la simetría entre la igualdad y los derechos humanos de las
personas”. La figura del juez en la democracia y la lucha contra la impunidad.
La educación como prevención delictiva.
La
respuesta a estos y otros temas demuestran que la magistrada López sería una
magnífica candidata para la Suprema Corte de Justicia de la Nación. No tanto
por la cuota de género como por su claridad conceptual, contenido en este libro;
además de su notable quehacer jurisdiccional.
Un
libro que llama a aspirar a un mejor México.
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