El síndrome del igualitarismo tributario
Dr. Silvino Vergara
Nava*
Recientemente,
en contra de lo que la doctrina denomina “principio de rigidez constitucional”,
se ha presentado en el Congreso de la Unión una iniciativa de reforma al
artículo 28 constitucional, por parte del Ejecutivo, para prohibir
enfáticamente que el éste Poder en el futuro pueda otorgar condonaciones de impuestos
de carácter general, pues va en detrimento de la recaudación nacional, pero,
sobre todo: “la condonación de impuestos ha favorecido a los grandes potentados”.
Uno de los problemas de la igualdad jurídica
es confundir igualdad con igualitarismo, pues se ha considerado que
igualitarismo es la igualdad simple, tratar a todos por igual. Por su parte, la
igualdad jurídica significa tratar igual a los iguales y desigual a los
desiguales.
¿Por
qué se requiere la condonación de impuestos en cualquier sistema tributario? El
sistema tributario heredado por esta administración pública es complejo. Así, cualquier
error a esa complicada regulación tributaria tiene consecuencias para los
contribuyentes, pues no todos están bien asesorados. Así sucede con los micro,
pequeños y medianos contribuyentes, quienes no son los potentados del sistema
económico nacional.
De
no existir constitucionalmente la condonación de los impuestos, tales
contribuyentes no tendrían otra alternativa (otra vía más fácil) que la
corrupción. Por el desconocimiento de la ley fiscal, por asesorarse
incorrectamente, por desconocer la tecnología actual, por no acudir a los
medios de defensa tecnificados, entre otros factores, terminan con adeudos
fiscales y embargos. De no existir programas de condonación de adeudos
fiscales, la única alternativa es causar mas corrupción con los servidores
públicos que controlan los adeudos fiscales, los recaudadores, los inspectores,
notificadotes, etc. Es claro, pues, que si se aprueba esta iniciativa de
reforma constitucional, se incrementará la corrupción, cuando combatirla es la
bandera de este nuevo gobierno. *radioparmenas@ccapuebla.com
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“Thomas Jefferson. La Declaración de Independencia”
de Michael Hardt. Edit. Akal. México. Entre las cartas hechas por Jefferson,
padre de los EUA, no se destacan las condiciones históricas de la independencia
gringa. Lo principal es conocer a un estadista crítico.
Entre los muchos temas
tocados por Jefferson, destaca la necesidad de cambio social e individual. De
ahí la importancia de la educación, pero también de nunca dejarse coptar por el
sistema, por muy convincente que sea su discurso.
“La
satisfacción con el régimen imperante no es un signo de salud política, sino de
letargo, el inicio de la muerte de las libertades públicas”.
“Hay
que imaginar qué estructuras de autonomía local y participación democrática
pueden servir hoy para formar a las masas en las capacidades necesarias para el
autogobierno y, además, reavivar el deseo y la imaginación de una democracia
nueva y plena”.
Las
necesidades sociales y su análisis profundo son atemporales. La visión
inconforme de Jefferson es un llamado a vivir con nuevos ojos todas las
acciones del gobierno, incluso estando de acuerdo con algunas.
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EDITORIAL Las marchas y manifestaciones son un desahogo social. No todas pueden ser
vistas con los mismos ojos. No pueden tener el mismo alcance aquellas que
reclaman inactividad a una institución por la no aclaración sobre la muerte de
unas personas, que aquellas donde la queja es que otros trabajadores obtienen
más ingresos por un servicio. En un sistema de competencia de mercado, la única
solución es ofrecer un mejor servicio.
Tales actos colectivos,
además, tienen un efecto en el resto de la sociedad. Las minorías que realizan
tales expresiones terminan por causar la adhesión o la repulsión de quienes
faltan a trabajar, o llegan tarde a las escuelas. No son pocas ocasiones donde
los actos colectivos impiden recibir un servicio médico urgente.
De establecerse que es
más efectivo cerrar vialidades y afectar a terceros, que recurrir a juzgados u
ofrecer mejores servicios, será una invitación a otros grupos para que usen las
marchas como mejor forma de obtener sus demandas. Será una invitación para
paulatinamente dejar atrás los procesos legislativos y los procedimientos
jurisdiccionales: dejar en manos de unos el destino de todos, sin acudir a
procesos democráticos.
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