UNIDAD VS ENFRENTAMIENTO
Ricardo Guzmán Wolffer
El 26 de mayo pasado se celebró
en la iglesia de Santo Domingo (centro CDMX) la Ceremonia Ecuménica de
Resistencia y Esperanza donde representantes de distintas asociaciones
religiosas se reunieron para hablar de “violencias, resistencias y
espiritualidades”.
Entre
interludios musicales del ensamble Lek Kuxlejal (música clásica e instrumentos
prehispánicos, dirigidos por José Luis Guzmán) presidieron las exposiciones el
obispo Raúl Vera y la obispa Margarita Sánchez de León. Hablaron de la
ineludible unión de los países de la región y de cómo las iglesias han
trabajado en favor de los migrantes y de grupos vulnerables.
Mientras
la impunidad crece. Mientras se negocia con delincuentes que secuestran a
soldados y se les premia con armas. Mientras la población se informa sobre una
ley que conlleva el incumplimiento al pago de los arrendamientos y propicia la
fuga de los capitales que se invertirían en el negocio inmobiliario. Mientras
se genera la división social, estas asociaciones religiosas llaman al trabajo
por el prójimo y a la rendición de cuentas gubernamentales: a la unidad para
progresar.
En
exclusiva para La Jornada, la obispa Margarita Sánchez de León señaló:
“El
mensaje de la Biblia debe tomarse en el contexto actual, donde hay dolor y
sufrimientos propios de la época. Debemos dar tiempo al actual gobierno para
que muestre resultados. Este gobierno será evaluado favorablemente: si adelanta en resolver el problema de los
desaparecidos; si adelanta en eliminar la dramática diferencia económica que
existe entre mexicanos; y si se convierte en una voz profética con respecto a la
situación de las fronteras. A México le toca llevar la antorcha. El reto de la
migración es enorme. Esta administración debe viabilizar la casa abierta. Para
ello todos debemos ser imaginativos. Hay mucha gente trabajando con los
migrantes. Quizá sea necesario buscar una América Latina sin fronteras, al
menos como las conocemos.”
No
importan los discursos oficiales sin respaldo en la realidad. En la calle, la
gente se percata del verdadero valor del dinero al comprar sus alimentos; de la
inseguridad incontenible al tener cada vez más gente cercana como víctimas de
la delincuencia. El gobierno “del cambio” es valorado desde una lectura conciliatoria de la Biblia,
con el respaldo de activismo ciudadano.
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“La utopía del oprimido” de
Ramiro Ávila Santamaría (Edit. Akal) establece la necesidad de que el derecho
se nutra de fuentes nuevas. El “deber ser” termina por ser excluyente al
fundarse en una visión de estado, ya sea favoreciendo a las clases populares o
dando privilegios a los dueños del capital. La utopía y su imaginario también
deben transformar el mundo. “Tanto el saber hegemónico como el saber invisible
y desechado tienen intrínsecamente grados de ignorancia; no obstante, es
necesario resaltar que todos los saberes son importantes y aportan, siempre que
no promuevan la dominación ni justifiquen el dolor y la injusticia.”.
Un
texto impactante que llama a la renovación del derecho y del Estado con la
herramienta de la inclusión. Los actores no oficiales de la práctica social
deben ser parte del conocimiento generador. “Las consecuencias de la ceguera y
de las ausencias son la distorsión.”.
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EDITORIAL
La relación jueces-presidente
puede definir un país. Cuando un juez impidió a Trump gastar dinero para el
muro fronterizo, el presidente anunció una “apelación urgente” (Jornada
26-5-19). Incluso para el Presidente más poderoso del mundo occidental, las decisiones
judiciales deben combatirse con el medio procesal aplicable. En México, cuando
los jueces actúan contra los intereses presidenciales, el titular del ejecutivo
señala que se les revisará por corruptos, por ganar más que él y que se les
vigilará. Los representantes del Senado, en concordancia, anuncian la rotación
de jueces para sanear las decisiones judiciales y el nepotismo.
Atrás
de los incontables desplantes de Trump, hay respeto y obediencia a los jueces.
Los ataca por las vías legales, no políticas. En México, en el discurso, se
busca someter, no hacer revisar sus determinaciones.
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