LA ELECTRICIDAD Y LAS REFORMAS INSUFICIENTES/“Tlatelolco La última ciudad, la primera resistencia”
LA ELECTRICIDAD Y LAS REFORMAS INSUFICIENTES
Ricardo
Guzmán Wolffer
La
importancia de la “reforma eléctrica” no es menor, pero deben precisarse sus
alcances. Mientras se invocan temas ambientales y de soberanía, con el
argumento de que los beneficios que se obtengan en la producción y cobro del
servicio de electricidad permanecerán en el país, lo cierto es que en este
sexenio se ha comprobado que la eficiencia en un ramo de las actividades del
Poder Ejecutivo no se traduce en resolver problemas de fondo: la mayor
recaudación impositiva parece diluirse.
La
instauración de los juicios orales penales costó millones de pesos. Fue
necesario modificar recintos judiciales, dar capacitación, hacer una
reestructura legal de los procedimientos policiacos y ministeriales con vistas
a que los jueces orales resolvieran presencialmente y con rapidez las causas
penales. Más allá de establecer la eficacia en el respeto de los derechos
procesales de los inculpados y si ello corresponde con la atención y respaldo a
las víctimas de los delitos, la comisión delictiva nacional no se ha disminuido;
en algunos ilícitos nos encontramos con índices muy altos, impensados hace unos
años; la economía de ciertas regiones está supeditada a la permisividad
operativa otorgada por los grupos delincuenciales; y, sobre todo, la reforma
procesal no sirvió para resolver el abrumador fenómeno delincuencial en el país
y las constantes y muy altas tasas de impunidad.
Algo
similar parece suceder con la reforma laboral. El esfuerzo para crear los
juzgados laborales no ha correspondido con dotar de herramientas a las Juntas
de Conciliación y Arbitraje para acabar con los cientos de miles de juicios en
trámite, pero, sobre todo, tampoco se ha traducido en mejores salarios para los
trabajadores ni en mejores condiciones de Seguridad Social. El aumento del
salario mínimo apenas se refleja contra los índices inflacionarios aplastantes
en ciertos alimentos y medicinas. Lo mismo sucede con las mejoras en elecciones
sindicales: la democracia electiva no se ha traducido en una mayor distribución
de las ganancias empresariales ni en una solidificación del empleo formal o en
mantener la planta laboral.
Las
reformas procesales penal y laboral contemplan beneficios en los procedimientos,
pero no en las causas generadoras de los conflictos jurisdiccionales.
La
reforma eléctrica parece tener un símil: como sea aprobada, faltará verificar
si su implementación resuelve temas de fondo en la creciente desigualdad
socioeconómica de la población y en las condiciones de vida derivadas de la
administración estatal energética. El contenido de la Constitución Política de
un país es palabrería o buenas intenciones si no se traduce en el bienestar de
cada una de las personas.
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“Tlatelolco
La última ciudad, la primera resistencia” de Eduardo Matos Moctezuma (FCE,
México) contiene la historia de uno de los lugares más importantes del pasado-presente
prehispánico. Desde el encuentro de la zona arqueológica, hasta la recopilación
de estudiosos, pasando por productos artísticos invaluables: centro de reunión
de antiguos calpullis, constancia de entierros múltiples en rituales
prehispánicos, hasta las confrontaciones de los gobernantes de los grupos
mexicas. Un texto sumario, pero valioso para comprender la conjunción de
política y economía en una zona conservada con esfuerzos sostenidos.
Entre
el derecho humano al libre desarrollo de la personalidad y el derecho humano de
identidad, la presencia de Tlatelolco en la vida nacional tiene muchos
significados, especialmente en el tema de la conquista ideológica y de la
identidad mexicana. Un libro imprescindible para todo mexicano que desee saber
de sus orígenes
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afines.
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